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lunes, 24 de agosto de 2009

Holanda en la Segunda Guerra Mundial (III)

Tercer capítulo, en este caso referente a la invasión alemana. Mañana la ocupación y liberación de la Holanda continental


- Guerra, ocupación y liberación
+ Invasión alemana

En la noche del día 10 de mayo de 1940 comenzó el ataque combinado contra Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia. El objetivo era claro para los alemanes: atacando las neutrales Bélgica y Holanda el Grupo de Ejércitos B de von Bock realizarían una rotura en la frontera francesa por el norte con el fin de acabar con cualquier tipo de refuerzo llegado desde Gran Bretaña. Su misión sería también acabar con cualquier intento de refuerzo que intentara alcanzar las líneas francesas permitiendo al Grupo de Ejércitos A de Gerd von Rundstedt y al Grupo de Ejércitos C deWilhelm von Leeb realizar una maniobra de envoltura.

De esta forma durante la noche del día 10 la Luftwaffe realizó una serie de bombardeos sobre los aeródromos holandeses destinados a acabar con las fuerzas aéreas del país. Acto seguido tomaron tierra los paracaidistas, intentando capturar La Haya y sus aeródromos. Lo mismo hicieron en Rotterdam. En el primer caso la ofensiva aérea fracasó y no permitió el aterrizaje de decenas de aviones con tropas a bordo. En Rotterdam, en cambio, la situación favoreció desde un primer momento a las tropas de asalto y paracaidistas alemanas. Pequeños equipos especiales tomaron los edificios públicos principales mientras los paracaidistas tomaban tierra en el aeródromo de Waalhaven, doblegando a las tropas allí guarnecidas en una confusa lucha. Tras la toma o retirada de algunos de los aeropuertos holandeses los comandos de asalto intentaron la toma de los puentes sobre los sucesivos canales que servían de defensa. En la mayor parte de las operaciones los puentes fueron volados o los comandos inutilizados.

A pesar del relativo éxito de algunas de las operaciones que el ejército alemán había llevado a cabo hasta ese momento en la zona, este todavía debía tomar todo el territorio holandés desde la frontera del este. Dicho territorio fue inundado por las tropas holandesas con el fin de retrasar el avance de las tropas mecanizadas. Los holandeses mantenían tres líneas fortificadas o de fuerte resistencia: los ríos Yssel y Mossa, la línea Peel-Raam y la línea Grebbe.

Un primer intento de cruzar los ríos al asalto acabó con la derrota alemana pero, poco después, se vio reflejada la superioridad aérea alemana cuando los bombarderos de la Luftwaffe destruían las fortalezas, algunas con siglos de antigüedad.
Durante el día 11 los intentos holandeses de acabar con las tropas alemanas en Rotterdam se repetían sin éxito. Durante la noche del 10 al 11 los alemanes habían sobrepasado en algunas zonas los ríos Yssel y Mossa y la línea Peel-Raam. Mientras, en el norte de Bélgica, las tropas alemanas tomaron el fuerte Eben-Emael y alcanzaron la línea Peel-Raam por el sur. Los franceses de la 1ª División Motorizada que venía en refuerzo de las tropas holandesas tuvo que replegarse hacia el sur. La 9ª División blindada de von Hubicki consiguió tomar contacto con los paracaidistas en Moerdyck, cerca de Francia, rompiendo contacto con los holandeses.

La ofensiva desde el sur fracaso al llegar a la línea Grebbe, donde se concentraron gran cantidad de tropas defensoras. Ante el cariz de los acontecimientos tanto la Casa Real como el Gobierno partieron hacia Gran Bretaña el día 13.

El 14 de mayo llegó un ultimátum desde Alemania a los defensores de Rotterdam: o entregaban la ciudad o serían bombardeados cruelmente. Oficiales de alto rango negociaban la capitulación poco antes de que el plazo expirara y quizás por ello los bombarderos no recibieron la orden de detenerse y comenzaron a arrojar cargas explosivas sobre Rotterdam, matando a cerca de 700 civiles y dejando una desoladora estampa.

Tras el bombardeo de Rotterdam los alemanes enviaron otro ultimátum con contenido similar anunciando el bombardeo de nuevas ciudades como Utrecht. Ante esta situación y el convencimiento de que las líneas de defensa no aguantarían mucho más el general Winkelman, encargado de la defensa, solicitó al Alto Mando alemán el fin de las hostilidades y la firma de la capitulación solo válida para territorio europeo. La guerra seguiría desde 1941 en las colonias del Pacífico, donde los japoneses prepararían una gran ofensiva. Estas colonias serían dirigidas desde Londres por el gobierno en el exilio.

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