Segunda parte de tres del primer capítulo de "Europa en dos bandos, los estados europeos durante los años 30 y la Segunda Guerra Mundial"; Albania.
- Desde la ocupación hasta el final de la guerra
A pesar de las críticas de parte de la oficialidad del ejército italiano, que consideraba a las tropas escasamente preparadas y modernizadas, y del rey Víctor Manuel, que veía en Albania un posible foco de problemas con Francia e Inglaterra, el Duce arengó a sus tropas a aniquilar al enemigo al mismo tiempo que daba al rey Zog una última oportunidad de mantener la paz: el pago de una grandísima suma de dinero que el régimen albanés no poseía.
La invasión del país comenzó el 7 de abril de 1939, cuando tropas italianas desembarcaron en los principales puertos: Durres y Vlorë. La resistencia armada por parte de las milicias y la población civil fue insuficiente. Tras un breve periodo de lucha tanto el rey como el gobierno volaron en Grecia para refugiarse y crear un gobierno desde el exilio.
Las pérdidas italianas durante los tres días que duró la invasión (7, 8 y 9) ascendieron a casi 100 hombres, repartiéndose en una docena de muertos y más de 80 heridos. De los aproximadamente 25000 soldados que desembarcaron las bajas tan solo un 0,04% fue considerado como heridos o muertos.
El ejército italiano impuso en Albania un gobierno títere sin apenas atribuciones y el territorio sirvió como futuro punto de partida para los ejércitos italianos en su infructuoso intento de invasión a Grecia. Además, la incorporación de Albania supuso la movilización de las flotas británica y francesa, que veían en el expansionismo italiano una grave amenaza capaz de acabar con los territorios orientales de estas naciones.
CONTINUARÁ...
--Prohibida la reproducción de este fragmento sin mi autorización.
- Desde la ocupación hasta el final de la guerra
A pesar de las críticas de parte de la oficialidad del ejército italiano, que consideraba a las tropas escasamente preparadas y modernizadas, y del rey Víctor Manuel, que veía en Albania un posible foco de problemas con Francia e Inglaterra, el Duce arengó a sus tropas a aniquilar al enemigo al mismo tiempo que daba al rey Zog una última oportunidad de mantener la paz: el pago de una grandísima suma de dinero que el régimen albanés no poseía.
La invasión del país comenzó el 7 de abril de 1939, cuando tropas italianas desembarcaron en los principales puertos: Durres y Vlorë. La resistencia armada por parte de las milicias y la población civil fue insuficiente. Tras un breve periodo de lucha tanto el rey como el gobierno volaron en Grecia para refugiarse y crear un gobierno desde el exilio.
Las pérdidas italianas durante los tres días que duró la invasión (7, 8 y 9) ascendieron a casi 100 hombres, repartiéndose en una docena de muertos y más de 80 heridos. De los aproximadamente 25000 soldados que desembarcaron las bajas tan solo un 0,04% fue considerado como heridos o muertos.
El ejército italiano impuso en Albania un gobierno títere sin apenas atribuciones y el territorio sirvió como futuro punto de partida para los ejércitos italianos en su infructuoso intento de invasión a Grecia. Además, la incorporación de Albania supuso la movilización de las flotas británica y francesa, que veían en el expansionismo italiano una grave amenaza capaz de acabar con los territorios orientales de estas naciones.
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